Nuevas medidas contra la violencia en Alemania o el modelo y la cultura de la Bundesliga

Incidentes entre hinchas del Borussia Dortmund y el Schalke 04
Los incidentes ocurridos en el último clásico entre el Borussia Dortmund y el Schalke 04, en octubre pasado, marcaron la necesidad de tratar nuevamente el problema de la violencia en el fútbol alemán. Pocos días antes, hinchas del Dynamo Dresden se habían enfrentado violentamente con guardias de seguridad. Con participación de la liga, el gobierno nacional y de los propios hinchas, los directivos fijaron el 12 de diciembre como la fecha en que se darían a conocer las nuevas medidas. El documento de 16 puntos aprobados el pasado miércoles por 36 clubes de alemanes endurece las sanciones para los hinchas que causen incidentes, fija controles más estrictos en los ingresos a los estadios y refuerza los sistemas de video. Los hinchas tuvieron una pequeña victoria, ya que no se quitarán las tribunas para espectadores de pie, pero aun así se manifestaron en contra de las nuevas normas por considerar que se criminaliza a los fanáticos. Reinhard Rauball, gerente de la liga, aseguró a la prensa que las nuevas medidas “no comprometan la cultura del fútbol alemán".

Alemania ha llevado adelante en los últimos años un modelo deportivo en torno al fútbol profesional diferente a las otras ligas de elite de Europa. Los tickets para los encuentros de la Bundesliga tienen un precio medio de 15 euros, la mitad que en España e Italia. Muchos de los estadios conservan tribunas para que los asistentes vean el partido de pie, lo que permite mantener las entradas a precio económicos. El promedio de ocupación de los estadios es de más del 90 %, el más alto de Europa, con una media de 42.690 espectadores por partido. El 51 % de las acciones de los clubes debe mantenerse en manos de los socios, lo que estimula la participación de los simpatizantes.

Este modelo económico y familiar del fútbol alemán, con escasos incidentes, tuvo un revés importante en mayo, cuando hinchas del Fortuna Düsseldorf invadieron el césped sobre el final del encuentro ante el Hertha Berlín y lanzaron bengalas. Aquellos hechos llevaron a los dirigentes a tomar medidas para evitar nuevos incidentes. En julio, se amplió a diez años la prohibición de acudir a los estadios para los espectadores que tuvieran antecedentes de violencia y se adoptó un código de conducta para enfrentar a los hinchas más violentos. Además, se duplicaron las inversiones para las asociaciones de hinchas y para distintos proyectos destinados a combatir la violencia, por un total de 25 millones de euros anuales.

Entonces, los hinchas lograron una victoria al mantenerse las tribunas para los espectadores de pie, pese a que el Ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, se oponía a continuar con ellas. Se mantuvo el concepto de sostener los precios económicos de las tribunas populares y de fijar valores más altos para los tickets en otros sectores del estadio.

"La pared amarilla", la famosa tribuna del Borussia Dortmund
donde 25 mil personas ven el partido de pie.
Pero la cuestión de la violencia en la Bundesliga no terminó entonces. Las estadísticas de la temporada 2011/12 mostraron que más de 11.000 aficionados en Alemania participaron en hechos violentos y que, en un año, las agresiones habían aumentado un 17,5 %. Sobre un total de más de 18 millones de fanáticos,  1.142 heridos sufrieron heridas, 296 más que en la temporada anterior. Aquellos números que en muchos países resultarían insignificantes, en Alemania encendieron la alarma.

Todo se profundizó en octubre, con incidentes protagonizados por hinchas del Dynamo Dresden, quienes en un encuentro de Copa ante el Hannover se enfrentaron con los guaridas de seguridad e ingresaron al estadio burlando los controles. Pocos días después, chocaron hinchas del Schalke 04 y Borussia Dortmund y se registraron 180 detenidos.

Así llegó la cumbre del 12 de diciembre. Distintos clubes acercaron sus propuestas, que en muchos casos fueron elaboradas en conjunto con los aficionados. Los directivos intentaban concretar nuevas normas mientras hacían equilibrio entre las presiones del gobierno, que buscaba quitar las tribunas de pie y aplicar sanciones más duras, y las propuestas de los hinchas, que querían mantenerlas.

El documento aprobado tiene 16 puntos y se basa en concepto de “Estadio seguro”. Hace hincapié en las condiciones de seguridad de los estadios, endurece las penas por prácticas violentas, refuerza los controles de ingreso, los sistemas de video y la seguridad el día del evento.

Una bandera del FanProjekt
Los fanáticos no quedaron conformes porque consideran que perjudica el ambiente festivo de los estadios y criminaliza a los aficionados, ya que las sanciones recaen sobre ellos y se deja de lado los castigos a los clubes. Antes de los anuncios, muchos hinchas presenciaron en silencio los primeros 12 minutos de los partidos de primera y segunda división durante tres fechas.

Pese a los reclamos, a los fanáticos se les garantiza un 10 % de entradas en los partidos de visitante y se mantiene el diálogo abierto, permanente y obligatorio entre los clubes y los aficionados para poner en marcha las medidas. También siguen vigentes las tribunas de pie y se les otorga participación a los fanáticos en los preparativos de seguridad antes de cada partido. Pese a esto, los hinchas reprueban los controles colectivos y la vigilancia permanente, ya que se incluirán escáneres personales en los ingresos, con controles similares a los aeropuertos.

Sólo dos clubes, el FC Berlin y el St Pauli, rechazaron las medidas y el nuevo concepto de seguridad. Resulta curioso un fútbol donde los clubes promueven la organización de los hinchas y donde dirigentes y fanáticos discuten qué modelo de organización quieren tener. Donde los hinchas son protagonistas y la asociación lleva adelante programas como el Fan-Projekt, con un equipo de trabajadores sociales, funcionaron locales y el estado para ayudar a los jóvenes a canalizar su pasión por fútbol de manera constructiva. Es el modelo y la cultura del fútbol alemán.

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