La violencia del fútbol argentino en 2012

La tribuna de Independiente sin la barra brava

¿Qué será lo más violento del fútbol argentino en 2012? ¿Los 12 hinchas fallecidos? ¿Las innumerables peleas entre facciones de una misma barra brava? ¿La complicidad policial que facilita y promueve las disputas? ¿O el apoyo político indisimulable? ¿Los barras que amenazan a jugadores en entrenamientos? ¿O los encuentros disputados a toda hora, día y lugar, con cambios imprevistos y horarios inconvenientes para los hinchas, que deben concurrir a estadios en muchos casos obsoletos, en malas condiciones?

Las prácticas violentas en torno al fútbol argentino tienen muchas caras y protagonistas. Ya no sólo  resuenan las 12 víctimas fatales de este último ciclo, porque la tragedia cotidiana no puede resumirse en un número frío. Las prácticas violentas son tantas como las condiciones que permiten que esas acciones se lleven a cabo en torno al espectáculo deportivo.

Si es cuestión de números, 8 de los 12 hinchas fallecidos desde enero de 2012 murieron en enfrentamientos entre hinchas del mismo equipo. Son ellos Agustín Rodríguez y Aldo Baranda de Nueva Chicago; Martín Stambulli  y Gonzalo Saucedo, de River; Daniel Sosa, de Lanús; y Jonathan Brasante, Claudio Suárez y Adrián Leonel Rodríguez, fallecidos como resultado de las disputas en torno a la hinchada de Newell´s.

Una placa que recuerda a Leandro Pianciola en Olavarría
Sólo dos hinchas fallecieron como consecuencia de los incidentes entre hinchadas rivales: Sergio Víctor Fernández, de Newell´s, atacado por hinchas de Unión; y Edgardo García, fallecido por el enfrentamiento entre dos equipos de la liga marplatense. Completan el cuadro Leandro Pianciola, hincha de Racing de Olavarría, atacado a tiros supuestamente por error luego de un partido ante Crucero del Norte; y un simpatizante de Nueva Chicago, muerto por accidente en los festejos del ascenso de su equipo. Todas las víctimas son jóvenes, de no más de 35 años, y en los incidentes abundan las armas blancas y las armas de fuego.

Las 8 víctimas fatales que murieron a manos de colegas de la misma hinchada son el extremo maldito de la violencia moderna del fútbol argentino: la ambición por obtener el botín que dejan los negocios en torno a la barra brava, que se expresa en los múltiples enfrentamientos intrahinhcadas. En ese marco se inscribe el acontecimiento mediático más impactante en torno a la violencia del fútbol argentino en 2012, que no registró víctimas fatales: dos facciones de la hinchada de Boca se enfrentaron a los tiros el 26 de agosto en una ruta de Santa Fe. El hecho dejó como consecuencia cinco heridos de bala, entre ellos Mauro Martín, jefe de la hinchada. Pero no sólo Boca Juniors tuvo en su haber una hinchada dividida, enfrentada abiertamente. También se produjeron incidentes en las barras de River, Quilmes, Nueva Chicago, Newell´s, Lanús, Deportivo Merlo, Alvarado de Mar del Plata, Banfield, Vélez e Independiente, entre otras.

Javier Cantero y los hinchas de Independiente
Además de enfrentarse entre sí con armas de fuego al menos seis veces en el año, la barra de Quilmes veló en el estadio al hijo de uno de los líderes, muerto por la policía en un tiroteo. La hinchada de Deportivo Merlo se la disputan los hermanos Dante y Caio Salazar. Pero la barra sobresaliente en 2012 fue la de Independiente, expuesta públicamente por el presidente Javier Cantero, que ni bien asumió en su cargo cortó los aportes de dinero y facilidades para los hinchas. Cantero acusó públicamente a los líderes por tomar prebendas del club para su propio beneficio y expuso con su conducta a sus colegas dirigentes, que mostraron escaso apoyo para su lucha.

Un hecho trascendente, reseñado recientemente por Gustavo Grabia en el diario Olé, es el juicio que próximamente deberán afrontar cinco policías por facilitar la disputa entre dos grupo de la barra de Boca en octubre de 2011. Es una muestra de más de las múltiples causas de la violencia y de las condiciones que la posibilitan. El documento emitido por investigadores del Conicet en este año, titulado “Propuestas de acción e intervención para la construcción de una seguridad deportiva”, trabaja la problemática: “No hay ´violentos` ni ´violencia en el fútbol` sino condiciones que posibilitan el acontecer de prácticas violentas en torno de eventos futbolísticos. Condiciones de posibilidad que, al involucrar distintos planos y sectores, vienen a echar por tierra la consabida figura del ´culpable`”.

La lista de víctimas fatales del fútbol argentino llega a 272. En 2012 se agregaron 12 miembros, tres veces más que a lo largo de 2011. Quizás la mayor novedad la aportó el periodista Edgardo Imas, quien registró dos víctimas fatales en la década de 1920, hasta ahora no incorporadas al registro.

El 30 de julio de 1922 en la cancha de Sportivo Barracas, se disputó un encuentro entre un combinado vasco y otro de ligas del interior. La víctima fue un menor de edad que se fracturó un brazo cuando "se cayó de una tribuna improvisada sobre una chata de cuatro ruedas", estacionada  afuera del estadio, según informó el diario El Telégrafo. El 1° de agosto, el periódico publicó que el menor había fallecido y alertó sobre la responsabilidad de la policía y de los dirigentes de Sportivo Barracas para evitar que los vehículos se estacionen cerca del estadio.

La otra muerte se registró el 21 de octubre de 1922, en el estadio de Tiro Federal, en Rosario, en un partido entre el equipo local y Newell's. En el segundo tiempo, dos hinchas comenzaron una discusión en la tribuna, que terminó con un disparo de Francisco Campá, dirigente de Newell's, que mató a Enrique Battcock, obrero ferroviario, hincha de Tiro Federal. El hecho quedó impune. Una historia triste de 272 muertos que hace casi 100 años comenzó a escribirse.

Ver la lista completa de víctimas por la violencia del fútbol argentino en la página de la ONG Salvemos al Fútbol. 

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