En la política, a Shevchenko no le va como en la cancha


Shevchenko en la campaña
El ucraniano Andrei Shevchenko no pudo repetir en la política sus éxitos deportivos. Lejos de sus éxitos con el Dínamo de Kiev y el Milan, el ex delantero sumó tan sólo 1.7 % de los votos en las elecciones legislativas del pasado 28 de octubre y no consiguió su banca en el parlamento. Quien tuvo más suerte fue el boxeador Vitali Klitschko, quien alcanzó el 16 % y será representante en la Rada Suprema, como se conoce al congreso de Ucrania.

“Lo hice todo para Ucrania como futbolista y ahora mi intención es hacer aún más en la política. Mi principal preocupación es el desarrollo del deporte a nivel nacional y su popularización entre la gente joven”, había dicho Shevchenko durante la campaña. Su lanzamiento a la política se produjo poco después del final del campeonato europeo de selecciones, que se disputó a mediados de año en Ucrania y Polonia.

Pese a la idolatría de sus compatriotas, el ex delantero fue cuestionado por sumarse como segundo candidato en la lista del partido “Arriba Ucrania”, una agrupación minoritaria liderada por Natalia Korolevskaia, una escisión de la agrupación de la ex primera ministra ucraniana, Yulia Timoshenko, hoy en prisión. Pese a presentarse como un partido crítico al gobierno nacional, los opositores de Korolevskaia la acusaron de favorecer con su postulación al presidente del país Víktor Yanukóvich, ya que en las elecciones dividiría los votos de los partidos opositores y ayudaría al oficialismo.

Pese a que Shevchenko lo había definido como “el partido del futuro”, sus análisis políticos distaron mucho de sus certeras definiciones en las áreas: “Arriba Ucrania” sumó tan sólo 1.7 % de los votos, por lo que su influencia sobre los demás partidos fue insignificante. Ni siquiera llegó al 5 % necesario para sumar una banca en la Rada. No alcanzó el millón de dólares que aportó el propio Shevchenko para la campaña.

El deportista que se valió de su carisma para conseguir votos fue el campeón de los pesos pesados, Vitali Klitschko, quien recibió el 16% de los sufragios. El boxeador fue candidato por la Alianza Democrática Ucraniana por la Reforma, un partido opositor al gobierno central. En 2006, Klitschko había sido candidato a la alcaldía de Kiev, donde sumó el 26% de los votos, para terminar en segundo lugar.

El campeón mundial Vitali Klitschko
Pero el apoyo que recibió Klitschko no le alcanzó para llevarse la victoria. El triunfador de los comicios parlamentarios fue el partido del presidente Yanukóvich, que sumó el 37 %. En segundo lugar se ubicó la agrupación de Timoshenko, que llevó como candidata a su hija Julia, con el 21 %. Horas después de la elección, Klitschko anunció su intención de aliarse con Timoshenko para hacer frente al poder central.

Más allá de las caras deportivas y el marketing, las elecciones ucranianas ratificaron el poder del presidente Yanukóvich y su política cercana a Moscú, aunque su partido no obtuvo la mayoría en el parlamento. Partidos minoritarios como el nacionalista Svoboda, conocido por sus proclamas racistas y homofóbicas, y los comunistas también sumaron representantes en el Congreso. Todo sucede en un contexto donde los principales líderes de la oposición, Yulia Timoshenko y Yuriy Lutsenko, se encuentran en prisión.

La Euro 2012 fue el final de la carrera deportiva de Andrei Shevchenko. A partir de entonces anunció su salto a la política, que al menos en el inicio no tuvo el éxito esperado. Aquel torneo atravesó la política, la economía y la cultura ucraniana. Se multiplicaron las campañas internacionales en favor de Timoshenko, se propusieron boicots al torneo, sobrevolaron las acusaciones de corrupción a la organización y las especulaciones sobre las consecuencias económicas que podría tener para el país la organización del campeonato. Pero la Euro fue un éxito y reforzó la imagen del presidente Yanukóvich. Nada cambió desde entonces. Ni siquiera Shevchenko, uno de los máximos ídolos del país, pudo torcer la historia.

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