Somalia: fútbol, violencia y hambre

El Teatro Nacional de Mogadisco, sede del atentado
Aden Yabarow Wiish, presidente del Comité olímpico de Somalia, y Said Mohamed Nur, titular de la Federación de fútbol, escuchaban el discurso del primer ministro del país, Abdiweli Mohamed Ali, cuando un atentado les quitó la vida el pasado miércoles. Siete personas más murieron en la explosión provocada por una joven suicida en el Teatro Nacional de Mogadiscio, la capital somalí. En el acto se celebraba el primer aniversario de la reapertura de la televisión nacional, como una muestra del proceso de pacificación iniciado en los últimos meses, cuando la milicia Al Shabab anunció su retiro del área de la capital. El hecho recordó que resta mucho camino por andar para terminar con la violencia, que frecuentemente se exhibe en el deporte.

La guerra interminable

Al Shabab es una milicia islamista radical, enfrentada al poder central, que hoy controla una gran parte del centro y sur del país. Este grupo reivindicó el atentado del miécoles.

Al Shabab es uno de los grupos que lucha por el poder del país, que vive en estado de guerra prácticamente constante desde 1991, cuando una coalición de movimientos militares derrocó al General Siad Barre y al poco tiempo la alianza se rompió. Desde entonces, el país está dividido en múltiples regiones con distintos líderes que luchan por el poder, mientras un gobierno central de transición intenta imponerse.

Al Shabab busca aplicar el código de conducta del islam, conocido como "Sharia", como la ley del país y lucha a través de la violencia contra cualquier hábito “occidental” que no encaje en sus ideales.

El deporte prohibido

En estos desvíos del deber ser propuesto por Al Shabab entra el deporte. Desde hace un tiempo, los miembros de esta milicia prohibieron no sólo jugar sino también ver fútbol por televisión en las zonas bajo su control.

Durante la Copa del Mundo de Sudáfrica, en 2010, todavía Al Shabab controlaba parte de Mogadiscio y llegó a realizar ataques casa por casa contra aquellos que miraban los partidos por televisión.

"Estábamos viendo el partido de Alemania y Australia, cuando los milicianos tiraron la puerta abajo, abrieron fuego, nos golpearon hasta que algunos de nosotros perdimos el sentido y luego nos arrestaron a todos", declaró el fanático Abdi Yare a las agencias internacionales. La casa donde observaba el partido recibió 39 balazos.

Durante el partido de Argentina ante Nigeria, por aquel campeonato, los insurgentes asesinaron a dos jóvenes y se llevaron a otros diez, quienes fueron liberados tras pagar una "multa" de 50 dólares. Muchos fanáticos vieron los encuentros del torneo a escondidas de los extremistas. Al mismo nivel del fútbol se encuentran otras actividades recreativas como la música y el cine. Muchos atentados con Al Shabab se realizaron en cines y tiendas de alquiler de vídeos y DVD.

Un partido de la liga de Somalia
Estos ataques también alcanzaron a miembros del mundo futbolístico. El Secretario General de la Federación de fútbol y miembros de la selección nacional fueron heridos por un coche bomba en octubre de 2011. Un jugador del combinado Sub - 20 fue asesinado por una explosión mientras regresaba de un entrenamiento a principios de este año. La Selección tuvo que disputar sus partidos clasificatorios para el Mundial 2010 y la Copa África fuera del país. Hasta hace poco tiempo, el Estadio de Mogadiscio era utilizado por Al Shabab para ejecuciones públicas.

La liga local cuenta con ocho equipos, casi todos de la capital. Como bien reseña Jose Miguel Calatayud en el excelente blog “África no es un país”, todos los partidos de la temporada pasada se jugaron en el estadio de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Mogadiscio, en un campo de tierra, con buena cantidad de público. Los enfrentamientos entre tropas del gobierno y las milicias cerca del estadio son frecuentes, lo que obliga a suspender algunos encuentros de la liga.

Hambre y violencia

La guerra civil ha causado más de 300.000 muertos y más de 1,5 millones de desplazados internos desde 1991. Hoy, 13 millones de personas sufren de hambre en Somalia. La mayoría de ellos son menores de cinco años. La sequía de la región, el elevado precio de los alimentos y la ocupación de tierras profundizan el problema. La hambruna se combina con la violencia, esa barbarie que golpea cotidianamente sobre la sociedad y sobre el fútbol de Somalia.

1 comentario:

  1. Es muy triste por el pueblo somalí, el futbol abre muchos sentimientos de unión, aun cuando hay guerras y diferencias entre países, el futbol ha sabido poner bajo el justo mando a muchos países.

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