La no violencia de la hinchada de Boca en Vélez

La tribuna de Boca ayer en el estadio de Vélez
Ni Mauro Martín ni Rafael Di Zeo estuvieron ayer en la cancha de Vélez, una semana después de hacer público su enfrentamiento por el poder máximo de la hinchada de Boca. El domingo anterior, habían ocupado las tribunas con su gente, se habían desafiado y amenazado mutuamente e incluso llevaron su voz, en el caso de Di Zeo, a los medios de comunicación para elevar sus reclamos. Ayer, sólo la gente de Martín pudo ocupar la tribuna, con casi un centenar de representantes.

Martín y Di Zeo no pudieron estar en Vélez por la prohibición aplicada por la jueza Carla Cavalieri. Ninguno podrá ir a la cancha mientras se investiguen los sucesos del domingo 30 de octubre en el partido ante Atlético Rafaela en La Bombonera. Martín está acusado por amenazas. Di Zeo por la entrada en malón sin pasar por molinetes, mientras tapaban las cámaras de seguridad.

La historia de ambos personajes esconde los patrones propios de las organizaciones mafiosas, con negocios oscuros, delitos comunes y violencia como medio corriente para dirimir sus disputas. Pero sobre todo, esconde la traición como camino para alcanzar el poder.

Di Zeo estuvo al frente de la hinchada desde 1996 hasta 2007, bajo la presidencia de Mauricio Macri. Volvió a La Bombonera el domingo 30 de octubre después de más de 4 años, tras cumplir una condena en la cárcel por una pelea en un partido amistoso ante Chacharita en 1999. Más allá del hecho que lo mandó tras las rejas, su verdadera condena fue su exposición mediática y su abierto desafío al poder político, sobre todo cuando interpuso un recurso de amparo para poder estar presente en cancha de Racing mientras pesaba sobre él el derecho de admisión.

Fue Di Zeo en sus tiempos de líder todopoderoso quien introdujo a Martín en la hinchada, tras enseñarle boxeo en el club Leopardi de Villa Luro. Cuando Di Zeo debió abandonar el puesto máximo, Martín a fuerza de puños se quedó con el negocio y enseguida disfrutó de los beneficios de su nuevo cargo. Frecuentó los vips de los mejores boliches y se paseó con su Mini Cooper último modelo. Como su antecesor, expresó como pocos la figura del barra brava moderno, famoso, rico, idolatrado, miembro del jet set.

Pero Di Zeo volvió y quiso recuperar el mando o al menos disfrutar de los mismos derechos que Martin. El presidente Jorge Ameal recibió a los dos en el club. El botín que se disputan sería de 300 mil pesos, con reventa de 600 entradas por partido entre otros negocios.

La particularidad de la disputa no es ya carácter intrahinchada, algo común ya en el fútbol argentino desde un tiempo a esta parte. Lo novedoso parece ser su presentación pública, en el estadio, a la vista de las cámaras y los hinchas, y en los medios de comunicación, con Di Zeo como protagonista principal, con voz propia para exponer sus reclamos. Es la trascendencia de “La 12”, la hinchada estelar del fútbol argentino, conocida mundialmente, negocio for export para turistas. Y es la violencia mercantilizada de los medios masivos, utilizada como contenido mediático, expuesta permanentemente no ya para denunciar a sus protagonistas, sino para considerarlos como parte del fenómeno deportivo, como los técnicos o los jugadores.

El problema no es ya el protagonismo mediático de los barras, sino su representación como simples protagonistas, lejos de su verdadero carácter: un grupo minoritario dentro de la gran masa de hinchas que concurren a la cancha o siguen a su equipo por televisión, que buscan sacar su tajada en el gran negocio del deporte a través de la violencia.

1 comentario:

  1. Es bueno que se prohiba el ingreso a estos tipos, pocas veces sucede esto.
    Ahora falta que la justicia y los dirigentes dejen de avalarlos.

    http://blaugranatv.blogspot.com

    P.D.: Te va un intercambio de links ?

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