México, el fútbol, la seguridad y la violencia

El presidente mexicano Felipe Calderón les pidió a los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol (Femexfut) que hablen bien de su país antes del Mundial de Sudáfrica. Que dejen de lado la violencia en sus discursos. Los directivos hicieron su parte, pero evidentemente la violencia que vive parte de la sociedad mexicana en los últimos años inunda todos los espacios.

Lo sucedido el pasado domingo 21 de agosto en el estadio de Santos Laguna no ayudó a la intención del presidente Calderón de mostrar una imagen positiva de su país. Aquel día, el partido entre Santos y Morelia fue suspendido a los 40 minutos del primer tiempo cuando los jugadores corrieron rápidamente hacia los vestuarios asustados por disparos que se oían desde la calle. La imagen fue replicada infinitamente alrededor del mundo, como la muestra de hasta donde ha llegado la violencia mexicana.

Luego del tiroteo y la huída masiva de los jugadores de Morelia y Santos Laguna, dirigentes de la Femexfut solicitaron públicamente a las autoridades del gobierno ajustar las medidas de seguridad en las afueras de los estadios. En el estadio Territorio Santos Modelo, donde se produjeron los incidentes, la Selección de México jugará contra Brasil en octubre.

Una excelente nota de la periodista Beatriz Pereyra aparecida recientemente en la revista mexicana Proceso da cuenta de la incidencia de la violencia sobre el negocio futbolístico mexicano. Cuenta Pereyra allí que casi la mitad de los equipos de primera y segunda división juegan en zona conflictivas. Un ejemplo de ellos son los Rayados y Tigres de Monterrey, donde hace pocos días una explosión al Casino Royal dejó más de 50 muertos.

Indios, el equipo de fútbol de Ciudad Juárez llegó en 2009 a las semifinales del torneo de primera Al año siguiente descendió a segunda luego de un éxodo masivo de jugadores a raíz de la violencia que se vivía en aquella ciudad.

Tras su asunción en 2006, el presidente Calderón inició una lucha contra el narcotráfico sin cuartel. Esta política de lucha contra los cárteles organizados ya ha dejado más de 40 mil personas asesinadas y más de 10 mil desaparecidos. Muchos utilizan el término holocausto para referirse al proceso que hoy se vive en México.

“El espectáculo es algo que como sociedad necesitamos. Estamos claros en que de los perímetros del estadio hacia afuera (la seguridad) es responsabilidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno. Tenemos que encontrar soluciones para evitar este tipo de situaciones” leyó públicamente Decio De María, el secretario general del la Femexfut, luego de una reunión de representantes de los equipos de Primera División y Liga de Ascenso el pasado lunes 22 de agosto.

Al día siguiente, los directivos se reunieron con el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, para aplicar controles más exhaustivos en los estadios. En el partido del fin de semana entre Tijuana y Gallos Blancos, los asistentes debieron sortear tres controles de seguridad: el de la Secretaria de Seguridad Pública Municipal, el del Gobierno del Estado y finalmente el de la entrada al estadio. Además, los hinchas pasaron por detectores de metal en la entrada.

La violencia afecta el negocio deportivo, pero la fiesta del fútbol no se detiene. En junio y julio pasado, México recibió el Mundial de fútbol Sub – 17 que ganó su selección sin mayores problemas de violencia. El país aspira a organizar el Mundial Sub – 20 de 2017. En Monterrey, donde se registró el reciente atentado en el casino, los Rayados comenzarán en octubre la construcción de su nuevo estadio para 50 mil personas, a un costo de 200 millones de dólares. Recientemente, las Chivas de Guadalajara inauguraron su nuevo estadio Omnilife con un costo de 160 millones y el mismo estadio Territorio Santos Modelo, de donde huyeron los jugadores en medio del partido, se construyó recientemente a cambio de 100 millones.

A comienzos de este año, Juan Francisco, hijo del poeta mexicano Javier Sicilia, fue asesinado por narcos de Cuernavaca dentro de una camioneta junto a otras seis personas en Temixco. A partir del crimen, su padre y otros familiares de víctimas formaron el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad para reclamar por el fin de la violencia. Organizaron marchas multitudinarias y llegaron hasta el propio congreso del país. “El mundo ya no es digno de la palabra”, escribió Sicilia pocas horas después de la muerte de su hijo. Tanta violencia ya no puede explicarse, por más que el presidente Calderón les pida a los dirigentes de fútbol que hablen bien de su país.

“El mundo ya no es mundo de la palabra. / Nos la ahogaron adentro / como te asfixiaron / como te desgarraron a ti los pulmones / y el dolor no se me aparta. / Sólo tengo al mundo. / Por el silencio de los justos / sólo por tu silencio y por mi silencio, Juanelo… / El mundo ya no es digno de la palabra, es mi último poema, no puedo escribir más poesía... la poesía ya no existe en mí”.

Javier Sicilia, poeta mexicano.

1 comentario:

  1. hola, te escribo desde deporta2.blogspot.com para ver si te interesaría un intercambio de links con mi blog. me gustó mucho tu sitio. espero tu respuesta. rafa

    ResponderEliminar