Violencia y corrupción, reflexiones y desafìos

“El 2012 será un año decisivo para el destino del deporte en el mundo” afirmó Jens-Sejer Andersen. La frase del director de la organización Play The Game resonó entre los pasillos del anexo del congreso argentino. “No sabemos cómo serán los cambios, si grandes o pequeños, pero los cambios llegarán”. En medio de reseñas y denuncias sobre algunos de los organismos internacionales que regulan el deporte mundial, la frase de Andersen sonó esperanzadora, sobre todo en un país donde la violencia y la corrupción son moneda corriente en el ámbito del deporte y en cualquiera donde uno eche el ojo.

La ONG Salvemos al Fútbol organizó el pasado viernes un ciclo de tres charlas sobre doping, corrupción y violencia, con la presencia de prestigiosos periodistas; representantes de la Oficina Regional de la Agencia Mundial Antidoping; Graciela Muñiz, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad; y Jens-Sejer Andersen, director de Play the Game, una ONG danesa que lucha contra la corrupción en el deporte.

En su presentación, Andersen repasó la quiebra de ISL, la empresa de marketing asociada a la FIFA, y las coimas pagadas a algunos miembros de la casa madre del fútbol mundial; los escándalos de Rubén Acosta al mando de la federación de vóley y sus pedidos de coimas ante cada contrato; la conducción despótica de Hassan Moustafa al frente de la Federación Internacional de Handball y su influencia en resultados de partidos. “La estructura del deporte mundial estimula la corrupción. Es necesario crear una nueva institución supranacional para combatir la corrupción en el deporte, donde interactúen gobiernos, ONG, federaciones y sponsors”.

Luego, el periodista Ariel Scher habló sobre la naturalización de la corrupción y la violencia en la Argentina y de la necesidad de preguntarse qué clase de cambios queremos. Para eso, recalcó la necesidad de organizarse, denunciar y realizar propuestas. Ezequiel Fernéndez Moore fue el moderador de la mesa.

Más tarde, fue el turno de una mesa de debate sobre violencia. La bandera con la foto de Daniel García, un joven argentino asesinado en la Copa América de 1995 en Uruguay nos recordaba todo lo que falta resolver el problema en la Argentina, si es que tiene solución. Graciela Muñiz, de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, prometió la presentación de un proyecto de ley en el Congreso para crear figuras penales específicas para castigar a los que apoyen a las barras bravas.

Luego, Liliana García, mamá de Daniel, contó los padecimientos que padeció para encontrar a los asesinos de su hijo, que todavía caminan libremente por la calle. Finalmente, el periodista Gustavo Veiga hizo un breve repaso histórico de la violencia en el fútbol argentino y criticó el papel de los medios de comunicación.

La jornada resultó un buen ámbito para reflexionar sobre el estado actual de la violencia y corrupción en el deporte, especialmente en un país como la Argentina, donde ambos parecen estar unidos estrechamente, especialmente en el accionar de las barras bravas. Bien reza el slogan de Salvemos al Fútbol: “Por un Fútbol sin violencia ni corrupción”. Jens-Sejer Andersen nos invitó a ser optimistas: “El cambio llegará al deporte” dijo al final. Seguramente no todo cambiará, pero el deporte mundial muestra demasiadas miserias como seguir su tránsito como si nada pasara.

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