Rojo de alegría

“Feliz cumple vieja, perdoname pero me vine a ver al rojo” decía una de las decenas de banderas colgadas del alambrado de la popular local. Independiente hizo su parte y justificó la ausencia en la fiesta materna. Con gol de Gandín de penal, el rojo le ganó 1 a 0 a Racing, se quedó con el clásico de barrio y se acomodó con 11 unidades a un punto del líder Colón, al menos hasta que juegue Banfield. Por lo hecho en el primer tiempo, los de Gallego justificaron la victoria, aunque en la segunda mitad cedieron campo y pelota lo suficiente como sufrir en el arco propio. Pero Independiente pegó cuando debía y tuvo la suerte necesaria para quedarse con los 3 puntos.

En el primer tiempo se vio lo mejor del repertorio del rojo. Con la pelota al piso, el dominio de la mitad de la cancha y su juego asociado, Independiente basó su juego en el sector izquierdo del ataque. Las proyecciones de Mareque y sobre todo las gambetas de Piatti le permitían al equipo generar peligro desde la banda. El ex Chacarita y Gimnasia (LP) es uno de los pocos jugadores del fútbol argentino capaz de combinar habilidad, exquisito domino del balón (con algunas pisadas propias del fútbol de salón) y gambeta en velocidad hacia el arco rival. Esa receta funcionó bien en los primeros minutos, que tuvieron a Piatti como figura del encuentro. Poco participativo Gandín, errático en el último toque Silvera, Independiente generaba peligro pero no podía concretar. Racing era lo contrario. Con pocos jugadores de buen pie en la mitad del campo, apostó a quebrar a Independiente en ese sector para luego intentar algún avance. No lo logró, pese a que en los primeros minutos generó peligro con un tiro de Jacob y un cabezazo de Ayala que pegó en el travesaño. La diferencia llegó con un penal a los 40 minutos, tras una mano de infantil de Lluy que Gandín cambió por gol. El rojo encontró por un error del rival lo que merecía por virtudes propias.

En el segundo tiempo el partido cambió de manos. Racing se adelantó en el terreno y dispuso de algunas situaciones, como una clara de Hauche, para desnivelar. Cuando el ex Argentinos fue expulsado a los 14 minutos, todo parecía venirse abajo para la Academia, pero con 10 jugadores los de Russo consiguieron lo que no habían podido con 11. Ese parece el papel que mejor le calza a Racing: jugarse la heroica, intentar lo que parece imposible. En ese contexto desfavorable, Racing dominó el campo, la pelota y generó peligro con las entradas de Bieler (tuvo una clara que tapó bien Gabbarini) y de Steinert, que con sus gambetas complicó por la derecha. Un tiro de Avendaño en el travesaño y un cabezazo de Cahais pudieron convertirse en el empate, pero Racing no tuvo precisión ni suerte en la puntada final.

Independiente dispone de buenos jugadores, sobre todo en el mediocampo (Busse, Acevedo, Piatti) a partir de los cuales parece edificar una campaña interesante, con posibilidades de pelear arriba hasta el final del campeonato. Si el equipo consigue mayor consistencia en su juego y mayor precisión en el área rival (sobre todo de Silvera) tendrá serias posibilidades de éxito. Si se parece más al del partido con Vélez o al del segundo tiempo de ayer, será más difícil verlo festejando. Racing la tiene más complicada. Su déficit principal es aquello de lo dispone Independiente: su mediocampo. La Academia no cuenta con volantes de buen pie, capaces de llegar al área rival y de abastecer a los buenos delanteros que tiene. Castroman no parece tener hoy el nivel suficiente para esa función. Así, el equipo sigue en zona de Promoción. Mientras tanto, Busse festejó al final con la careta del diablo y la alegría es toda roja.

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