Maradona y el Conflicto Permanente


En la conferencia de prensa previa al partido entre Argentina y Colombia, Diego Maradona volvió a disparar con sus declaraciones. Los destinatarios de sus municiones verbales fueron esta vez Julio Grondona y el Checho Batista. Al presidente de la AFA lo responsabilizó por el mal estado del campo de juego de la cancha de River y al DT de los juveniles argentinos lo criticó por sus declaraciones previas donde reconocía no tener contacto con él.

El periodista Christian Leblebidjian hace hoy en La Nación un interesante recuento de los ocho focos de conflicto que abrió Maradona en los siete meses que lleva con técnico de la selección argentina. Dice Leblebidjian:
“Con Julio Grondona, cuando no pudo contar con Riquelme y Battaglia en el amistoso en Marsella porque no permitieron que el equipo de Ischia adelante su partido en Jujuy; otra vez con Don Julio, por la negativa de que se sumara Oscar Ruggeri como ayudante de campo; con Humberto Grondona, que le criticó a Maradona que no escuchaba lo suficiente al manager Carlos Bilardo; con el mismo Bilardo, porque, según él, no hizo mucha fuerza para que se sumara Ruggeri; con Sergio Batista (técnico de los seleccionados juveniles), con el que discutió porque no aceptó ser su ayudante y prefirió seguir en soledad su camino de DT; con Néstor Gorosito, cuando el técnico de River dio a entender que hubo jugadores que le festejaron a Maradona la renuncia de Riquelme. También con Román tuvo un distanciamiento que generó el portazo del enganche porque a él no le gustó que Maradona dijera en un programa de TV lo que debió hablarle en privado. Y ahora lo del estado del campo de juego del Monumental”. El Maradona técnico parece convivir en estado de conflicto permanente. Tal vez sus antecesores hayan vivido situaciones similares, la diferencia es la exhibición casi total y continua del actual DT.

El filósofo argentino Ernesto Laclau relaciona la política con una dimensión conflictiva, en donde la identidad propia se constituye en la relación con un otro. Desde esta perspectiva, la pretensión de armonía, de consenso, que propone el liberalismo nunca puede alcanzarse, ya que siempre surgen focos de conflicto entre los actores sociales antagónicos. El cuerpo técnico de la selección, y sus dirigentes, no funcionan como un estado nacional, pero sí presentan constantes discusiones entre sus integrantes. La diferencia es que son ellos, especialmente quien está al frente del barco, los que deben trabajar para que el equipo mejore día a día y pueda clasificarse al mundial. Aquí el otro no es quien está al lado, sino el rival de turno, en esta caso Colombia mañana en el Monumental.

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